Ya tirita el cielo de la noche,
arropada en sus pestañas plateadas,
ya se ocultan el oprobio y la ignominia,
entre sábanas diamantinas bajo escarchas.
Me persiguen las corolas en el alma,
encifradas por sudores desolados,
y descansan gorriones en mi techo,
junto a letras absorbidas por borrachos.
Se aprisionan las verdades entre entrañas,
se apaciguan en mi mente los infiernos,
y pescaron entre ríos los colores
las sandalias que anduvieron junto al viento.
Me sincero ante las musas de la luna,
sin censuras, con descargas en el pecho,
mis heridas ya viajan entre humos,
para ser alguna vez .... auténtico.
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