lunes, 15 de agosto de 2011

Mi dama

Los bailes desayunan este Lunes rodeado de
calor y terraza, para que las angustias se desprendan,
y para que se despeguen de la piel los cielos inciertos.

Se encantan entre conjuros las damas que visten
de corto, y cuyas miradas incrementan mis hormonas,
cada vez más solitarias. Las vajinas recalentadas por
el sol piden a gritos ayuda que mi cansancio se niega
a ofrecer. Ahora que sé que el coito es un despojo del
cual renegué por dolores sufridos, buscaré la cara más
bonita y pura del mundo. Será aquella que tenga los labios
cosidos y cuyo pelo sirva de marco a dos estrellas que se
asemejen a linternas y cuya boca sepa a pan recién hecho,
para comerla a bocados entre tejados todo el día, y que
disfrute del silencio y del único sonido que nuestros genitales
ofrecen al mezclarse

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