Porque espero que la magia me acompañe aunque mi corazón
se pare, y que las cortinas de luz hagan bailar al mundo, y que
los ojos se cierren por un segundo a la vez, todos y cada uno
de ellos, incluidos los de las fieras que trasnochan rodeadas de árboles
en mitad de lo desconocido. Y que los vientos por fin dibujen
corazones en un cielo que murmulla. Y que la fealdad se vuelva
hermosura ante las miradas perdidas, que son burbujas que lagrimean
con temblor hacia semillas totalmente bellas y peremnes.
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