Y entre lágrimas se distorsiona el aire
que el camino de tu boca expulsó, porque
tu voz parpadea, sin interrogantes, hacia
el infinito. ¿Dónde se compran alas? Que
en mi pecho la daga ya se clavó y la luna
rencorosa se distancia para cubrirse de sábanas
que nunca compró.
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