domingo, 1 de mayo de 2011

La enfermedad de Virginia

Fernando, Miguel y Virginia disfrutaban tumbados boca arriba
de una noche de verano, que parecía dibujar en el cielo con sus
estrellas un barco tripulado por héroes. El tacto entre ellos era
un lenguaje habitual y sincero. Entre risas provocadas por una
ventosidad de Virginia, Miguel se percató de que el ojo izquierdo
de ella tenía un tamaño mayor al acostumbrado por la preciosa
simetría de su cara. El aire fue también testigo y respondió con una
ráfaga de aire frío que peinó de poesía aquella noche embrujada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario