El jardín prohibido se esconde,
entre bosques ocultados de besos,
y cuelgan lágrimas en los árboles,
lamentando amores perdidos y ya ajenos.
Dejad que la lluvia llore por nosotros,
que el cielo se abra para silenciarnos,
y perder la voz que nunca fue cierta,
pues los ojos y sus miradas hablarán.
Y cansadas están las mentiras
que me invento y opacos los sueños,
carentes de gozo y sonrisas,
necesitadas de tacto, pues mi piel envejece.
¡¡ Oh corazón latente !!
¿Dónde prestaste mi alma ausente?
Y mi luna envidiosa se está volviendo triste,
y calla engañada las verdades de mi planeta.
¿Dónde quedaron los besos perdidos?
¿Entre margaritas de hojas pares?
Están bajo tierra, hasta que broten,
y tú aparezcas, entre paisajes marinos.
Y si trepo entre ramas es porque sé que
estarás allí arriba y carezco de alas secas.
Y mi enfermedad sólo tiene un antídoto: FOLLAR.
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