El amor se sirve y me quema,
la luna despierta al mundo,
y el soplo del viento amanece,
espejismo de una melodía sin edad.
No lograrás arderme,
pues camino y rezo a la lluvia,
y gritan los cantos bajo sombras,
limpiando con jabón las heridas,
y hablararé de todo lo tierno e infinito.
Hasta que sonrías con tus dientes,
que son pizca de perlas,
y a su vez caminan tus piernas,
que son columnas de mármol,
tus mejillas un lecho de especias.
Tiraré una moneda al aire,
para que recorra el haz de tu aliento,
que dibuja el frío que carezco,
y el tiempo se distancie,
para así permanecer despierto.
Tus labios son mi emblema,
y tu tacto mi bandera,
¡¡ calla !! que me despiertas.
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