Es hoy el día de inventarse tacinocturnos vocablos y rodear de
barquipalabras los mares más estrellantes. Que la lengua escriba
parlitaurinas nostalgias mientras el enredo palpibombea un corazón
necesitado de arte. Son las blanquiletras las que aparecen frente a un
telón sedoso y oscuro y hecho de papel. Y la recepción de un musisueño
abrumador causa verdibostezos en un cuerpo enúrgemno y mentisincero.
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