Y palpitan los colores de la noche entre árboles perdidos y sábanas truncadas,
porque el cielo rodeado de pianos cubre de promesas los corazones solitarios
como el mío. Y la melodía, hecha de algodones y veranos, atraviesa mis oídos
como espadas en el agua. Es ahora cuando lo incierto cobra su venganza y
certifica con verdades la eternidad de sus palabras que son poesías derramadas.
Y la espuma de las olas permanece inmóvil por segundos, para ser siempre
recordada, y a su vez las gaviotas sobrevuelan con dulzura la luna que está siendo
dibujada. ¡¡ Qué la lluvia llore por nosotros y se humedezcan con sus penas
nuestras almas !!
No hay comentarios:
Publicar un comentario