Tras el premio de una sosegada y lunera noche, la mañana y sus calores
están consiguiendo que se me pegue el alma al cuerpo y que sus pájaros
me acaricien junto a siluetas y flores que persiguen ojos y sueños imposibles.
Hoy mi mente cabalga sin destino y como un globo deseo elevarme,
pondré subtítulos cada vez que me tire al agua, o me invente las huellas
que se solapan con las frías palabras, que envilecen y consumen
los escondites que atrapan mi sucia almohada.
Y aunque nadie lo sepa, soy pura mezcla, y en mis venas circulan, como
cataratas, arboledas perdidas y fieras pestañas que reposan sobre mi
cansada espalda.
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