Y mientras, el humo, el aire y el frío, describen caracolas
que vomitan dibujos. Cuatro techos preparan mi almohada,
cinco ninfas perciben mi exilio. No hay placer que trastorne
sus caras, no hay dolor mientras duerma dormido.
La mitología de una lágrima rodeada de notas musicales,
escribe con su pulso su propia historia. Y los locos se retuercen
como si fueran un agujero negro, expulsando hacia el exterior
únicamente lo puro y lo cierto. La ignominia se acurruca en su
caparazón y mira al cielo arrepentida y pidiendo perdón.
Las artes, las bellas artes, suplican rugidos a un mundo que
cada vez está más de luto. Y los ojos de todos, ya distraídos,
escupen miradas estudiadas y cada vez más absurdas.
Seamos humanos, y olvidemos las marionetas.
Escuchad a la unicidad de la vida que es apetitoso pastel.
Mojaros en las aguas del norte, en las aguas del sur,
en las que naufragan a estribor y en las que lloran a babor.
Porque su sal, su coral y sus peces son padres de
nuestros padres y la sangre que nos adormece.
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