Me pego una ducha sin estar apenas sucio, y siento como la mierda brota
a auténticos raudales. Me quedo pensando y creo tener razón. El agua,
ayer limpia, dibuja con su sonido una música que no había escuchado antes.
Está claro que hoy me he levantado con la pierna izquierda. Y por los poros
de una piel cada vez más arrugada, se desprenden halos, momentos, pinceladas
de arte que no sé donde meter. Tengo ganas como siempre de darle bocados
a una vida que da la sensación de estar siendo en vano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario